PANAMÁ DA PASO FIRME A LA REINVENCIÓN DE SU ECONOMÍA CON LA LEY EMMA


PANAMÁ DA PASO FIRME A LA REINVENCIÓN DE SU ECONOMÍA CON LA LEY EMMA (LEY 159 DE 31 DE AGOSTO DE 2020, QUE CREA EL RÉGIMEN ESPECIAL PARA EL ESTABLECIMIENTO Y LA OPERACIÓN DE EMPRESAS MULTINACIONALES PARA LA PRESTACIÓN DE SERVICIOS RELACIONADOS CON L

Durante las últimas dos décadas, la República de Panamá ha vivido y gozado de un crecimiento económico sin precedentes. Habrá quienes orgullosamente defiendan este de crecimiento y otros que a voz alzada señalen sus aspectos y consecuencias menos positivas; vaya, definitivamente se podrán enumerar y discutir a profundidad sus pros y contras, pero lo que nadie podrá negar es que, durante dicho periodo, Panamá ha liderizado los niveles de crecimiento económico en Latinoamérica con índices muy por encima de los países de la región. Para aquellos que hemos vivido en Panamá durante todo o parte de este periodo, el crecimiento ha sido evidente, palpable; hoy por hoy (a pesar de que esos mismos niveles de crecimiento económico se presentan en una tendencia a la baja), podemos todavía manifestar que, en comparación con otras naciones latinoamericanas y del Caribe, Panamá es un país donde hay calidad de vida, donde se puede formar una familia y donde existen todavía oportunidades innumerables de prosperidad y crecimiento.

La base de la ola de crecimiento que ha vivido Panamá ha sido su característica economía de servicios (entre los que destacan los servicios financieros, legales, marítimos y todos aquellos directos e indirectos que destilan de la existencia y operación del gran Canal de Panamá) y en los últimos años una fuerte inversión en infraestructura pública (obras como el metro, la expansión del canal y otras). No obstante lo anterior, y a razón de diversos factores externos e internos (por ejemplo, la situación económica mundial, PanamaPapers, corrupción y administración deficiente, entre otros), que han producido en los últimos años que estos niveles comiencen a mostrar una tendencia a la baja, se hace evidente que si a esta economía de servicios panameña no se le introducen cambios fundamentales no logrará mantener un crecimiento económico sostenido. En consecuencia, cada vez es más fuerte la voz de los distintos gremios y líderes económicos nacionales que, previendo esta situación, han venido pidiendo, apuntando y apostando por una reinvención de la economía panameña. Esta intención de giro económico busca que se desarrollen otras industrias, hoy por hoy durmientes, cuyo potencial ha sido subestimado como motor de desarrollo económico sostenido. Una industria clave, de la cual hablaremos hoy, es la industria de la manufactura (que va de la mano con la industria logística).

Soy de la opinión que en estos momentos, en medio de una crisis de salud internacional sin precedentes, con la reciente aprobación por la Asamblea Nacional de la Ley 159 de 31 de agosto de 2020, que crea el Régimen Especial para el Establecimiento y la Operación de Empresas Multinacionales para la Prestación de Servicios Relacionados con la Manufactura (la “Ley EMMA”), el Gobierno Nacional de Panamá ha puesto sobre la mesa una opción positiva como respuesta a las necesidades nacionales de mediano y largo plazo; y que, definitivamente ha dado un paso firme hacia la reinvención de la economía que tanto necesita Panamá.

Esta nueva Ley EMMA busca atraer y promover la inversión extranjera directa de empresas multinacionales. Dicha ley tiene la intención de que estas empresas monten operaciones relacionadas con la prestación de servicios de manufactura y de procesos productivos y que sean motores generadores de empleos y de transferencia de tecnología y conocimiento (para los trabajadores locales), haciéndonos más competitivos en la economía global .

¿Por qué veo oportunidades de desarrollo y crecimiento para Panamá con la nueva Ley EMMA?

Bueno, hay muchos aristas y factores positivos para analizar, discutir y argumentar (cosa que definitivamente haremos esto en futuros artículos), pero el día de hoy quiero compartirle y trasmitirle al lector una historia de transformación económica y desarrollo de la cual fui testigo durante un periodo de aproximadamente quince años; transformación económica y desarrollo que, hoy por hoy, sigue vigente y dinámica. Como orgulloso panameño naturalizado, con familia panameña, quiero lo mejor para esta nación. Ahora, le cuento que soy originario del Estado de Baja California, México, donde viví los años formativos de mi vida. El Estado de Baja California es una zona geográfica con una ubicación estratégica (para muchos envidiable), situada al noroeste de México y colindante con el gran Estado de California, Estados Unidos, al norte. Le comparto que México tiene una industria de manufactura robusta (industria maquiladora como se le conoce en esa región) la cual hoy es uno de los motores más importantes que mueven la economía mexicana. Esa industria de manufactura mexicana está anclada sobre una legislación de manufactura (maquila) que tiene características muy similares a la hoy nueva Ley EMMA panameña.

Recuerdo la situación de subdesarrollo económico y de infraestructura que vivía el Estado de Baja California, México a finales de la década de los 80´s. También recuerdo aún con más claridad como al inicio de la década de los 90´s se firma (con bombo y platillo) el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, Canadá y México (NAFTA por sus siglas en inglés).  Este tratado de libre comercio (que abrió las puertas para el libre tránsito de productos, servicios y mercancías en Norteamérica), combinado con las leyes de manufactura mexicanas y la ya existente zona libre de comercio del norte de México (un área geográfica que se extendía a lo largo de toda la frontera norte del país y hasta 26 km al sur), catapultaron el desarrollo del Estado de Baja California de una manera impresionante.

Con estos sucesos, casi de manera inmediata, esta región de México se hizo receptora de grandes flujos de inversión extranjera directa. Multinacionales de la industria electrónica como PANASONIC, SAMSUNG, SONY, LG, DAEWOO, SANYO, CASIO, PIONEER, HITACHI, GOLDSTAR, SHARP iniciaron operaciones con plantas para manufacturar y ensamblar diversidad de productos. Con el tiempo también comenzó a fluir inversión extranjera de la industria médica con operaciones de plantas de multinacionales como JOHNSON & JOHNSON, 3M, KIMBERLY CLARK, BOSTON SCIENTIFIC, TYCO, entre otras. Baja California también se consolidó como un referente en manufactura para la industria aeroespacial con multinacionales como HONEYWELL, LOCKHEED MARTIN, GNK AEROSPACE, GULFSTREAM, SAFRAN, entro otras importantes. La industria automotriz también plantó bandera con importantes empresas de manufactura de autopartes, vehículos pesados como KENWORTH y la importante planta de TOYOTA que hoy ensambla vehículos de la marca y posteriormente son comercializados en el mercado local e internacional.

El menú de multinacionales que llegó, pasó y se mantiene en dicha región es extenso y con sus operaciones comerciales se produjeron un sinnúmero de beneficios económicos directos para la región como la creación de muchas fuentes de empleo y la generación y pago de impuestos. También crearon beneficios económicos indirectos para otras empresas y profesionales en diversas industrias como en la construcción (naves, galeras industriales y hasta vivienda), los servicios profesionales (logísticos, aduaneros, legales, contables), entre otros.

Estos beneficios no solo fueron de carácter económico, sino que el desarrollo de la industria de manufactura en esa región también trajo consigo el desarrollo intelectual, profesional y académico de una gran parte de su población. La razón fue sencilla, conforme avanzaban los años, y con el tiempo, la sofisticación de los procesos de fabricación y manufactura de las empresas, se hacía necesario que la mano de obra local estuviera cada vez mejor preparada. En un principio la transferencia de conocimiento y tecnología fue facilitada por las mismas empresas multinacionales que no solo exponían a sus trabajadores a nuevas experiencias laborales, sino que les facilitaban cursos de preparación y actualización según los requerimientos de los procesos de cada multinacional. El sector educativo regional no se quedó de brazos cruzados, durante la segunda mitad de la década de los 90´s y posteriormente del año 2000 en adelante, surgieron en el mercado diversas universidades privadas que, en conjunto con las universidades públicas ya existentes, comenzaron a desarrollar cursos, currículos, carreras y maestrías afines a las necesidades que, de manera directa e indirecta, producía esta industria de la manufactura. Hoy por hoy, las universidades de la región gradúan a profesionales de gran calidad en diferentes áreas del concomimiento, con reconocimiento especial a sus graduados de las diversas disciplinas técnicas y de la ingeniería. El habla del inglés como segundo idioma se volvió también en una necesidad básica para todo aquel que quisiera avanzar como profesional en la región, y hoy por hoy, una parte considerable de la población domina el idioma inglés a un nivel adecuado.  Esto definitivamente trajo mejoría en las oportunidades de trabajo para los locales quienes, conforme avanzaba el tiempo, fueron llenando las posiciones de mayor importancia y de requerimiento de conocimiento técnico.

En mi adolescencia durante los 90´s pude experimentar como la infraestructura pública de la región fue mejorando; mejora en los servicios públicos básicos (cada vez más accesibles para una mayor parte de la población), mejor infraestructura de caminos y carreteras, mejor atención de las instituciones de gobierno a sus gobernados. No estoy diciendo que la región dio un salto brutal del tercer al primer mundo, pero si quiero poner en claro que viví en muchos aspectos una mejoría en la calidad de vida.

Más adelante ya en la década del año 2000, en mis inicios como profesional después de haber terminado la carrera de Derecho, tuve la oportunidad trabajar para una de las firmas legales con mayor presencia en toda la región del Norte de México (Bryan, González Vargas y González Baz, S.C.), cuyo principal nicho de mercado era el brindar de servicios legales y corporativos a las multinacionales de la industria de manufactura. Fue ahí donde, ya con un poco más de visión profesional, pude experimentar de primera línea los beneficios que la industria de manufactura trajo para la región. Y es que, la industria de manufactura no solo produce empleos directos y ya, sino que su derrama económica permea a muchas otras áreas de la economía. Como abogados corporativos asesorábamos a multinacionales con necesidades diversas que producían grandes oportunidades de negocios para la región en muchos frentes de su economía, creación de fuentes de trabajo, nuevas oportunidades de emprendimiento comercial y desarrollo social. En fin, asesorábamos en diversas actividades de sus operaciones diarias que nos mostraban como su interacción con el resto de la sociedad y de los distintos sectores económicos dejaba una derrama económica muy significativa que a la vez repercutía en el crecimiento de muchos otros sectores y frentes. Me atrevo aun a decir, que durante esos tiempos la región vivió uno de sus momentos de mayor y mejor estabilidad política (repito, no con un salto al primer mundo, pero si con un cambio positivo bastante significativo).

Habiéndole contado esta breve historia, usted podrá estarse preguntando a este punto de la lectura… ¿Qué tiene que ver la región de Baja California, México con nuestro Panamá? Podrá estar pensando, ¿el articulista está comparando manzanas con manzanas? Incluso podría venírsele el siguiente pensamiento a la cabeza: “Pero los tiempos actuales en Panamá son distintos a los inicios que nos cuentan de aquella región, y las características económicas y geopolíticas de un lugar y otro no son las mismas”, ¿por qué el impacto económico a raíz de la Ley EMMA para Panamá, sería similar o aun mejor al que el articulista menciona que fue testigo en Baja California como producto de normas similares?”

Y le respondo de la siguiente manera, las comparaciones a veces pueden ser pesadas o injustas y a muchos no gustarles, pero analicemos: ¿Cuáles son las características actuales de Panamá que pueden ser capitalizadas para despuntar con el desarrollo de la industria de manufactura y logística de la nueva Ley EMMA?

  1. Definitivamente hoy Panamá no está en una situación de subdesarrollo económico. Hemos vivido momentos mejores, pero aun hoy, nuestra economía sigue siendo la mejor posicionada en la región. Las industrias que hoy funcionan y producen en Panamá debemos continuar cultivándolas, pero ante una nueva oportunidad real con la Ley EMMA de meter un nuevo y potente engranaje a la economía, debemos atender el momento con cuidado.
  1. ¿Qué Panamá no está situado inmediatamente en la frontera de un gran país consumidor como Estados Unidos o tan siquiera uno de los grandes de Latinoamérica? Veamos, Panamá está situado geográficamente en el centro de América Latina y pudiéramos decir también que geográficamente en el centro del comercio del mundo. No nos divide una frontera con uno de los grandes, pero por el centro de nuestro país pasa una de las rutas comerciales más importantes del mundo. Recordemos que por el Canal de Panamá se pasa una parte considerable del comercio mundial y mercancías, a través de 140 rutas marítimas que incluyen nuestro canal y comunican 1700 puertos ubicados en 160 países. La frase clave aquí es “pasan mercancías”. Con esta nueva Ley EMMA esta frase puede convertirse de “por el Canal de Panamá pasan mercancías” a “por el Canal de Panamá se recogen/exportan una gran cantidad de mercancías”. Nuestro Canal y puertos aledaños tienen el potencial de convertirnos de un facilitador del tránsito comercial a un jugador clave como exportador de mercancías a los distintos puertos del mundo. Si, este es un reto de logística, pero hoy con la Ley EMMA es más alcanzable.
  1. ¿Qué no será fácil atraer la inversión extranjera? Claro, lo bueno y positivo no es sencillo de lograr, pero Panamá hoy no es extraño a la inversión extranjera. Hoy hay ya muchas multinacionales que han apostado por situarse en Panamá en nuestras ya existentes zonas especiales de comercio; aquí está DELL, PROCTER & GAMBLE, ESTÉE LAUDER, NESTLÉ, CATERPILLAR, LG y otras. Si, las operaciones comerciales actuales de estas multinacionales no son de manufactura, correcto; pero, ¿porque no podrían convertirse también en operaciones amparadas de la Ley EMMA? ¿Porque no vendrían otras multinacionales por los atractivos competitivos que esta ley ofrece, por nuestra ubicación geográfica clave y por las otras innumerables razones por las que ya otras multinacionales nos han elegido como destino de inversión?
  1. ¿Qué Panamá no cuenta con la población para potencializar su industria manufacturera? Como dato curioso, según los datos estadísticos del INEGI, en relación con último censo efectuado en México en 2015, el Estado de Baja California cuenta con un número de 3,315,766 de habitantes; una población de tamaño muy similar a la de Panamá hoy por hoy. ¡Somos suficientes y somos capaces! Como país con una población pequeña debe ser más fácil ponernos de acuerdo y organizar la mejor manera de como enrumbar esta nueva rama de nuestra economía.

Puedo seguir con una larga lista de bondades, oportunidades y beneficios que le veo a Panamá como potencial país manufacturero. Más le pregunto a usted lector, ¿Qué oportunidades ve usted? No pretendo poder dar todas las respuestas en un breve artículo de opinión, sino que con el mismo pretendo iniciar una conversación de y con los diversos sectores que formarán parte de esta nueva industria. Una conversación que deberá resolver preguntas como: ¿Qué pretendemos como país hacer con esta oportunidad? ¿Qué intenciones de rumbo tienen nuestras autoridades y si son cónsonas con las de los empresarios que son quienes crean y mueven la economía? ¿Cómo podemos hacer que haya una transferencia de tecnología real que eleve el nivel de conocimiento y habilidades de nuestra gente? ¿Qué tipo o clase de manufactura haremos en Panamá? ¿Cuándo comenzamos a cruzar conversación con el sector logístico?

La nueva Ley EMMA nos ha regalado un canvas en blanco y nuestras autoridades han delimitado los bordes iniciales de la pintura. Nos toca a nosotros pintar una obra maestra.  La invitación está hecha… Iniciemos la conversación.

Lic. Alejandro Rivera de la Torre
arivera@riveradelatorre.com
El articulista es abogado idóneo, ejerce la profesión en Panamá y México, Cuenta con experiencia profesional y formación académica legal y financiera en Panamá, México y en Estados Unidos.
www.riveradelatorre.com
También forma parte del sector educativo como Secretario General de la Universidad Hosanna (www.uh.ac.pa).

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